Vas por la calle con tu pareja, caminan felices de la vida, tu sonríes y bromeas al tiempo que vas de su mano y te cuelgas de su cuello como adolescente. De pronto tus antenitas de alerta de accionan, ¡alerta! ¡alerta!, la vista de tu pololo se ha dirigido hacia la calle contraria donde transita una chica estupenda.
Respiras y piensas “tranquila, tranquila, solo la miró” y de pronto ves que la mano de tu amado se levanta y una sonrisa enorme surge en su rostro, comienzas a divagar en tu mente y una pequeña tú da vueltas en círculos con los brazos en alto “¡socorro!, ¡la conoce!”.
La chica se acerca y tu tratas de poner tu mejor cara de buena polola, con una sonrisa que no sería más perfecta si te hubiesen engrapado las mejillas. Tu pololo la saluda efusivamente, es una amiga de su época de colegio, te presenta, saludas y mientras tanto observas a la “aparecida” escrutando toda su complexión física y comparándote, inconscientemente.
“Ella no tiene el rollito que yo tengo aquí”, “que bonito su cabello largo y mi pelo corto está tan feo” y así, tu mente viaja a mil revoluciones por segundo pensando un sinfín de tonteras, hasta que escuchas aquél temido “¿y tienes facebook?, agrégame”.
Y tu corazón comienza a palpitar, ya te figuras que tu pololo quiere algo con su amiga de infancia y que tú estás en riesgo, te amarga el día. Ya no vas tan feliz con tu pololo y él te pregunta si te pasa algo, pero tu respondes con aquél usual “no mi amor, no me pasa nada”, mientras él no comprende que te pasó, tú estás divagando aún, pensando en lo que podría pasar, en si a tu pololo le gusta su amiga, si habrán tenido algo en el colegio, te pasas mil y un rollos y no disfrutas de la compañía de tu amado.
¿Por qué incurrir en este tipo de conductas cuando nos enfrentamos a una situación semejante? ¿Qué pasa por nuestras cabecitas femeninas que en vez de tomar las cosas como son, fantaseamos negativamente, logrando amargarnos a nosotras mismas?
La verdad es que muchas de estas actitudes se deben a nuestras propias inseguridades, el enfrentarnos a una mujer que consideramos más linda nos hace temer, ya que no podemos evitar compararnos con aquélla persona y terminamos sufriendo innecesariamente.
Mujer, no dejes que tus inseguridades te impidan ser feliz, debes mirarte en un espejo y entender que si bien no eres una top model, eres mujer, hermosa, libre, inteligente, interesante ¿o crees que tu pareja te eligió por error? Él vio lo maravillosa que eres y se enamoró de ti por todo lo que representas, entonces ¿para qué sufrir porque se encontró con una compañera del colegio?
Debes entender que él tiene una vida antes de ti y que existen muchas personas en esa vida, pero que ello no significa que representen un peligro para ti. Él te escogió y tú eres su presente, te ama y eres lo más importante para él. No pienses que va a dejar toda su vida anterior de lado, no te equivoques. Si lo amas debes aceptar que hay amigas, compañeras y ex pololas en su vida, que ahora tú eres la parte más importante de ella y debes ser su compañera día a día.
Si algo te molesta, bueno, díselo a tu pololo, no lo guardes, no saques tus propias conclusiones, porque ellas pueden hacer que asumas cosas que no son o que des por ciertas situaciones que solo ocurrieron en tu fantasía celosa. Comunícate con tu pareja, demuéstrale que confías en él y que eres una mujer segura de sí misma, total, lo peor que puede pasar es que seas muy feliz con tu pareja construyendo una relación sólida basada en la confianza.
Nada más sexy y atractivo que una mujer sin temores infundados, que se siente bella y proyecta su belleza externa e interna al mundo, que brilla con luces propias y que proyecta armonía y entereza. Así es que ya lo sabes, no sufras innecesariamente, no temas y permítete ser inmensamente feliz.
Columna de Belén Guzmán extraida de un archivo de Zonamujer.cl